
Para terminar con las novedades correspondientes a 2024, fruto de nuestro empeño en seguir mejorando la información ofrecida a través de nuestros catálogos web, os informamos de que hemos incorporado a nuestras bases de datos y publicado 1142 fo...
Elevado en lo alto de una colina en cuya ladera se dispone el caserío, se encuentra este edificio de planta rectangular y cabecera semicircular orientada al este (90º), que ahora cumple las funciones de ermita del cementerio ubicado en su inmediaciones. La fábrica se comenzó utilizando sillería en el ábside, en un buen trecho de los lienzos de la nave y en la parte inferior del resto del edificio, hasta aproximadamente la altura de la puerta, para luego seguir elevando en tapial con ladrillos en los esquinazos. Nave y tambor absidial tienen la misma altura. La cubierta está realizada en una techada de teja árabe dispuesta a dos vertientes, en la nave, y a cuatro, en la cabecera. El apoyo del tejado es distinto en los tramos construidos en piedra y en los de tapial, de forma que el ábside y parte de la nave tienen un alero de piedra biselado al que sustentan canetes labrados con modillones, la mayor parte, pero también cóncavos, en nacela…, mientras que el resto tiene una hilera recta de ladrillos sobre otra, dispuestos en esquinilla. Hacia el centro del costado sur abre una puerta en triple arquivolta con las dovelas cortadas a bisel en el intradós. Cada arco apoya en una imposta y su correspondiente jamba. La portada está protegida por un guardapolvo decorado con puntas de diamante. Al interior, la nave está cerrada por bóveda de cañón apuntada. Se encuentra armada sobre tres arcos fajones, también apuntados, que apoyan sobre pilastras, excepto el más próximo al ábside, que lo hace sobre ménsulas escalonadas. Una moldura en listel, que recorre el perímetro interno, marca la separación entre el muro y la cubierta. El ábside está cerrado por bóveda de horno apuntada. En él se ubican tres ventanas en doble derrame. Un arcosolio encajado entre las dos pilastras más próximas a los pies cobija una pila bautismal. Está cerrado por bóveda apuntada. Hay decoración mural en el lado sur, en el tramo próximo al ábside.
El momento álgido de construcción de puentes en nuestra región, cuando se levantaron más y mejores obras, tuvo lugar entre los siglos XIII y XVI. Tras haber conocido en nuestro anterior podcast las circunstancias históricas que rodearon y favorecieron la eclosión de este fenómeno durante la baja Edad Media, hoy os proponemos emprender un viaje. A lo largo de antiguas rutas comerciales, cañadas trashumantes y caminos de peregrinación, recorreremos las tres provincias aragonesas, atravesaremos los puentes más interesantes y os descubriremos los más recomendables para visitar.
Jesús Vázquez ObradorSabiñánigo, Comarca del Alto Gállego, 2002